La noticia ya circulaba en los últimos días como uno de esos rumores que casi se sienten verdaderos antes de confirmarse: Fernando Gaviria, uno de los velocistas más carismáticos y consistentes del pelotón internacional, será ciclista del Caja Rural-Seguros RGA a partir de 2026.
El equipo navarro ha dado un paso audaz, pero a la vez coherente: no busca solo victorias, sino inspiración. Y Gaviria —ganador de más de 50 carreras, con etapas en las tres grandes y una maglia ciclamino en el Giro de Italia— representa precisamente eso: la mezcla de velocidad, experiencia y pasión por el ciclismo de carretera.
Lo que más llama la atención no es solo su palmarés —impresionante, sí—, sino la forma en que habla del nuevo proyecto:
“Lo que más me atrajo fue la ilusión del equipo. Sentí que querían que formara parte de este proyecto y eso pesa mucho.”

No habla de vatios, ni de FTP, ni de cronos. Habla de ilusión. De sentirse parte. De volver a disfrutar.
En un momento en el que el ciclismo de élite está cada vez más mediado por datos y algoritmos, es refrescante escuchar a alguien con su trayectoria hablar con esa sencillez. Gaviria no llega a Navarra solo para ganar —aunque seguro lo intentará—, sino para acompañar, guiar, y contagiar oficio a una plantilla joven, llena de talento, pero aún en proceso de encontrar su voz en el pelotón.
También es emocionante imaginarlo compartiendo liderazgo con Iúri Leitão, otro sprinter creativo y valiente, capaz de destacar tanto en circuitos técnicos como en llegadas al estilo clásico. Juntos podrían darle a Caja Rural una presencia renovada en las metas masivas, sí, pero sobre todo un narrativa nueva: la de un equipo que apuesta por el talento, sí, pero también por la humildad, la coherencia y el placer de rodar en grupo.
Y, por supuesto, Fernando no oculta el sueño más bonito:
“Pelear en La Vuelta por completar el triplete sería algo increíble.”
