Monsterizo mi gravel bike



(Porque quiero y, lo más importante, porque puedo)

Empecé en esto del gravel con una bici de ciclocross, montando neumáticos de 33 mm —el ancho obligatorio en esa disciplina— tanto dentro como fuera del circuito.

Antes ya había hecho alguna incursión por caminos de grava con mi bici de carretera, pero por entonces ni existía el tubeless, y con tan poco balón pinchábamos cada dos por tres.

Vista completa de la Wilier Rave SLR ID2 monsterizada

En esta última etapa he tenido la suerte de probar diferentes bicis: gravel, adventure, fast… Pero ahora, con la Wilier Rave SLR ID2, por primera vez puedo montar un neumático realmente generoso: un Chaoyang Phantom 2.20”, el mismo que uso en mi MTB (versión Wet delante y Dry detrás).

Las ruedas son las Miche Graff Aero, con perfil de 48 mm y ancho interno de 27 mm.
💡 Dato clave: la anchura real del neumático depende directamente del ancho interno de la llanta —y, me atrevo a decir, también su comportamiento dinámico—.

Recordemos que el neumático es nuestro único punto de contacto con el terreno, y su papel es decisivo en tracción, frenada, agarre en curva y comodidad.


Chaoyang Phantom 2.20 en una bici gravel

Sensaciones y primeras conclusiones

Después de publicar mi bici en redes, muchos me habéis preguntado:
“¿No es más lenta con esos neumáticos?”
“¿Qué notas?”
“¿Merece la pena?”

Así que aquí van mis sensaciones:
👉 BRUTAL.

Venía de usar neumáticos de 40 mm, ajustando el taco según el tipo de gravel y buscando reducir la resistencia a la rodadura en pruebas largas.
Pero con los 2.20” he descubierto otro nivel de agarre, sobre todo en curva y frenada.

La velocidad no se ha visto penalizada: la huella de contacto no es mucho mayor, y el comportamiento en rectas y subidas sigue siendo muy eficiente.


Tubeless trasero Chaoynag de 2.20

Comparativas

¿Es más lenta? Depende de con qué la compares.

  • 🆚 Frente a una MTB: mucho más rápida en rectas, subidas y zonas poco técnicas. Es casi 3 kg más ligera, lo que la hace más viva y reactiva.
  • 🆚 Frente a una gravel “convencional”: probablemente sí a altas velocidades y en pistas muy lisas, por aerodinámica y mayor superficie frontal del neumático.

👉 Pero en zonas botosas, con piedra suelta o terreno roto, el mayor balón marca la diferencia: absorbe mucho mejor las irregularidades, amortigua, tracciona más y resulta incluso más rápida y cómoda.

Lo interesante es que gano control y confianza.
Puedo frenar más tarde, trazar con más apoyo y, además, al bajar la presión, consigo una comodidad enorme sin necesidad de suspensión.

En mi caso, ruedo con 1 bar en ambas ruedas y inserts Tannus para evitar llantazos y proteger las llantas.


¿Tú también te atreverías a monsterizar tu gravel?

Vista del paso de rueda delantero
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