¿Qué es más frustrante que una rueda pinchada en plena ruta? Que, tras cambiar la cámara o sellar el neumático sin cámara, no tengas forma de inflarlo. Por suerte, los cartuchos de CO₂ siguen siendo una de las soluciones más rápidas y ligeras para volver a rodar en segundos. Sin embargo, su uso conlleva algunos matices que todo ciclista debe conocer —especialmente si montas neumáticos tubeless.
¿Por qué llevar CO₂?
Un cartucho de dióxido de carbono es pequeño, ultraligero y capaz de inflar incluso neumáticos de carretera hasta presiones altas en cuestión de segundos. Ideal para emergencias en ruta, donde cada gramo y cada minuto cuentan. Pero su rapidez es también su mayor desventaja: una vez que liberas el gas, no hay vuelta atrás. No puedes “soltar un poco de aire” ni ajustar la presión con precisión.
Cómo usarlo correctamente
- Enrosca parcialmente el cartucho en la válvula o en la herramienta de inflado (sin apretar del todo). Esto evita fugas prematuras.
- Asegúrate de que el neumático esté bien asentado en la llanta y la válvula recta. En tubeless, esto es crítico: si el flanco no está bien sellado, el CO₂ podría escaparse sin inflar correctamente.
- Gira el cartucho hasta el fondo: el gas saldrá de forma instantánea. En menos de 3 segundos, tu neumático debería estar inflado.
⚠️ Importante: No intentes reajustar el neumático mientras se infla. ¡Todo debe estar listo antes de activar el cartucho!
El problema del CO₂ con neumáticos sin cámara
Si usas tubeless, no dejes el CO₂ dentro del neumático más tiempo del necesario. El dióxido de carbono reacciona con el sellante a base de látex, acelerando su secado y reduciendo su eficacia frente a futuros pinchazos. Por eso, al llegar a casa, vuelve a inflar con aire normal usando una bomba de piso o compresor.

¿Qué tamaño de cartucho elegir?
No todos los cartuchos son iguales. La cantidad de gas necesaria depende del volumen del neumático:
- Carretera (25–28 mm): 16 g suelen ser suficientes para alcanzar 7–8 bares.
- Gravel (35–45 mm) o MTB (2.0”–2.4”): mejor optar por cartuchos de 25 g. Los neumáticos más anchos necesitan más volumen, aunque a menor presión.
Consejos clave antes de salir
- Prueba tu sistema en casa: nunca uses un cartucho por primera vez en medio de una avería.
- Lleva siempre un cartucho de repuesto: uno solo puede no ser suficiente, sobre todo si hay fugas o el sellado no es perfecto.
- Verifica que el adaptador sea compatible con tu tipo de válvula (Presta o Schrader).
Responsabilidad al final del día
Y un último recordatorio ecológico: no dejes los cartuchos vacíos tirados en la carretera. Son metal reciclable, pero también un residuo visual que ensucia senderos y arcenes. Guárdalo en tu bolsa del maillot y tíralo en el contenedor adecuado en casa.
En resumen
Los cartuchos de CO₂ son una herramienta excelente para emergencias, pero no reemplazan una preparación adecuada ni un buen mantenimiento del sistema de inflado. Úsalos para salir del apuro… y luego, en casa, vuelve al aire normal. Tu sellante —y el medio ambiente— te lo agradecerán.
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