El neerlandés, en fase de readaptación a la montaña tras su paso por la carretera y una neumonía, mostró destellos de su bestial nivel con la vuelta rápida de la prueba, pero una salida demasiado cautelosa lastró sus opciones. El objetivo claro: el Campeonato del Mundo dentro de dos semanas.
Mathieu Van der Poel (Alpecin-Deceuninck) ha vuelto al barro. Tras un largo período dedicado en exclusiva al asfalto, que culminó con un abandono en el último Tour de Francia a causa de una neumonía que complicó su estado de salud, el campeón mundial de ciclocross y de ruta ha retomado su preparación para el gran objetivo de final de verano: el Campeonato del Mundo de XCO 2025. Y su termómetro en la Copa del Mundo de Les Gets ha dejado un sexto puesto que sabe a mucho más que un simple número.
La actuación del prodigio neerlandés fue un fiel reflejo de un campeón que regresa a un terreno que domina, pero del que lleva tiempo alejado. Consciente de su posible falta de ritmo competitivo en la disciplina, Van der Poel optó por una salida conservadora, una decisión que, a la postre, lastraría sus opciones. «Decidí no tomar riesgos en la vuelta de salida y ver qué pasaba, pero perdí mucho tiempo y posiciones. Eso me costó también mucha energía para volver a conectar con la cabeza», admitió tras la meta.
Sin embargo, una vez acomodado en la carrera, Van der Poel desató el diluvio. En un alarde de potencia pura, marcó la vuelta más rápida de toda la carrera en la segunda vuelta, un momento en el que aún tenía que abrirse paso entre un pelotón muy compacto y con mucho «tráfico», lo que hace la hazaña aún más meritoria. Fue un destello de su bestial clase que sirvió para conectar con los primeros y soñar con algo más.
No obstante, el esfuerzo de la remontada y la posible falta de chispa final tras su enfermedad y cambio de modalidad pasaron factura. En la última vuelta, el neerlandés bajó notablemente su ritmo, viendo cómo la lucha por la victoria se le escapaba para finalmente cruzar la línea de meta en la sexta posición.
«Antes de la carrera habría firmado este resultado, pero después quizá estoy un poco decepcionado», reconoció con honestidad. «Los vi [a sus rivales] algunas veces, pero siempre desde atrás del grupo, cerrando huecos. No era lo ideal. Quizá debería haber sido un poco más agresivo al inicio».
Pero más que el resultado, la clave de su actuación en Les Gets es el contexto. Van der Poel no llegaba para ganar, sino para afinar su puesta a punto. Este sexto puesto, acompañado de la vuelta rápida, es un aviso de que, a pesar de la desadaptación inicial, el nivel está ahí. Es un paso enorme en su preparación.
Con la mirada puesta en el Campeonato del Mundo de XCO dentro de dos semanas, el plan de Van der Poel parece claro: absorber la sensación de competición, pulir los detalles tácticos –especialmente esa salida– y exprimir al máximo su transición a la bicicleta de montaña. Si en solo una carrera ya es capaz de marcar el ritmo a batir, el mensaje para sus rivales es claro: el Rey no ha vuelto para participar, ha vuelto para gobernar. Y en dos semanas intentará demostrarlo.