La presentación del recorrido del Tour de Francia 2026 ha generado una ola de análisis, debates y, sobre todo, una pregunta recurrente: ¿es este un Tour antipogachar? La respuesta más honesta —y matizada— es que no existe tal cosa. Pero sí existe un recorrido claramente condicionado por la figura dominante de Tadej Pogačar, un diseño que busca evitar que el esloveno sentencie la carrera demasiado pronto, a costa de sacrificar equilibrio y tradición.
Una estrategia clara: retrasar la dureza
Los organizadores del Tour han apostado por una fórmula ya ensayada en otras grandes vueltas: concentrar la verdadera exigencia en la última semana, especialmente en una penúltima etapa que promete ser histórica. El objetivo es evidente: mantener la general abierta el mayor tiempo posible, evitando que Pogačar se escape en los primeros días con una actuación demoledora en los Pirineos o los Alpes.
Sin embargo, esta lógica ha llevado a un recorrido descompensado. La primera semana apenas ofrece un solo día de alta montaña —la etapa 6 en los Pirineos, con final en Gavarnie—, una jornada bonita pero poco selectiva, pensada más para la fuga que para marcar diferencias reales entre los favoritos. El resto del bloque alterna sprints, medias montañas y una crono por equipos inicial en Barcelona, una novedad moderna que recuerda más a la Vuelta a España que al Tour clásico.
La segunda semana: el primer verdadero examen
No será hasta la etapa 14, con final en Markstein (Vosgos), cuando los líderes se enfrenten a un auténtico etapón: 155 km, 3.800 metros de desnivel positivo, incluyendo el Gran Ballon y el Col du Hahnen, con una llegada exigente y estrecha. Al día siguiente, la etapa 15 cierra la semana con dos muros brutales: el Col de la Croix (4,7 km al 11,2%) y el Plateau de Solaison (11,3 km al 9,1%). Estas dos jornadas podrían definir la carrera.
La crono: un guiño, no un arma
Uno de los mayores reproches al recorrido es la falta de peso de la contrarreloj individual. La única crono, de 26 km en la etapa 16, incluye una subida suave al inicio, lo que la convierte en un trazado ideal para Pogačar —excelente croner en terreno mixto— y no precisamente un desafío para Remco Evenepoel, cuya fortaleza radica en las crono llanas y largas. Tras el duelo épico del Mundial 2025, muchos esperaban un intento más decidido de equilibrar la balanza. No ha sido así.
El gran etapón final: espectáculo o ilusión?
La joya de la corona llega en la etapa 20: 171 km y 5.600 metros de desnivel, con ascensiones al Col du Télégraphe, el mítico Galibier y una llegada al Alpe d’Huez por una vertiente alternativa (Col de Lautaret). Es, sin duda, una de las etapas más duras diseñadas en años para una gran vuelta. Pero aquí reside la paradoja: ¿tiene sentido supeditar todo el Tour a un solo día?
Este enfoque genera una falsa sensación de igualdad. Si Pogačar aprovecha los días previos —como suele hacer— para acumular ventaja, esa épica etapa final podría quedar neutralizada antes de comenzar. Además, el recorrido incluye etapas de un solo puerto (como la 18 en Orcières-Merlette), terreno donde el esloveno de UAE Team Emirates es letal por su explosividad.
¿Antipogachar o pro-Vingegaard?
Algunos interpretan este diseño como un guiño a Jonas Vingegaard, cuyo perfil de escalador de fondo encaja mejor con etapas largas y acumuladas como la 20. Pero incluso así, el planteamiento resulta arriesgado: confiar en que Pogačar no ataque antes del día 20 es ignorar su naturaleza competitiva. El doble campeón del Tour no espera a que le den permiso para correr; lo hace desde el primer kilómetro.
un Tour moderno, pero desequilibrado
El Tour 2026 no es antipogachar, porque eso es imposible mientras Pogačar siga siendo el mejor ciclista del mundo. Pero sí es un recorrido moldeado por su sombra, con decisiones que priorizan el espectáculo final sobre la narrativa constante. A cambio, se pierde la esencia de un Tour más equilibrado, con dureza repartida y duelos desde el inicio.
En 2025, el Tour ofreció una carrera vibrante desde el primer día, con ataques, caídas controladas y rivalidades en cada etapa. En 2026, los organizadores apuestan por la tensión acumulada… y por la esperanza de que todo se decida en una sola jornada legendaria. Será interesante ver si la estrategia funciona… o si Pogačar vuelve a imponer su ley mucho antes de lo previsto.
¿Tú qué opinas? ¿Crees que este recorrido puede frenar a Pogačar o, por el contrario, le regala el escenario perfecto para su quinto Tour?
			
			
												
												
												
												
				
								
								
						
						
						
						